ENtrada de prueba 17/11
El rugbier cordobés Gastón Revol, histórico capitán de Los Pumas 7, recordó en «Ciudad de Dios» los dos conmovedores encuentros de Diego Maradona en Dubái, en los que el Diez mostró su carisma y su pasión desbordante por cualquier seleccionado argentino, lo que derivó en anécdotas desopilantes: el viaje de D10s dentro de la combi del plantel, una charla técnica con términos futboleros y una serie de penales con la guinda y las haches.
“Yo le atajé un penal a Maradona; no sé cuántos arqueros pueden decir lo mismo”, dijo entre risas Revol, al recordar una de los episodios más divertidos de las visitas que “el Diego” hizo al seleccionado de argentino de seven durante sus giras de 2012 y 2014 en a Emiratos Árabes Unidos
En el primer episodio de «Ciudad de Dios», conducido por Adrián Ambasch para 351 Deportes, uno de los grandes referentes del rugby argentino, tres veces olímpico y medallista de bronce en Tokio 2020, destacó la calidez y el costado humano del exfutbolista convertido en mito mundial.

EL RELATO DE REVOL SOBRE LOS CRUCES CON D1OS
“Con Diego tuvimos dos visitas en Dubái. Fue impactante, sobre todo la primera vez. Había un rumor de que iba a ir Diego, pero no estábamos seguros. Como que no terminábamos de creer, hasta que lo vimos bajarse del auto ahí. Fue como decir: ‘Wow, está realmente acá’. Y las dos experiencias fueron muy divertidas, muy lindas. Y él, un genio en cuanto a su cercanía, en darnos ese tiempo para nosotros”, detalló Revol, en la entrevista realizada en su club, La Tablada.
Al contextualizar los encuentros con Diego, el rugbier, retirado de Los Pumas 7 en 2024 y del deporte en 2025, explicó que todos los años, entre noviembre y diciembre, jugaban en Dubái como parte del Circuito Mundial. El destino cruzó en tiempo y lugar a ese seleccionado con Maradona, que estaba trabajando en el emirato.
“Como dije antes, la primera vez había un rumor de que estaban intentando de que fuera. Y un día, medio en broma y medio en serio, dijeron que venía. Estábamos todos cambiados en el estacionamiento para irnos a entrenar y aparece el auto y se baja Diego”, narró.
“¡Lo que él generaba! Desde que se bajó, se empezó a llenar de gente alrededor. Estaba charlando con nosotros y se empezó a llenar. Y en un momento, el entrenador lo invitó a que nos acompañe al entrenamiento”, agregó en uno de los momentos más desconcertantes de aquel recuerda.
La sorpresa fue total cuando Diego aceptó. “El predio estaba a 40 o 45 minutos del hotel. Y se sumó, se subió con nosotros a la combi. Fue al predio y se quedó al entrenamiento. La verdad, un lujo”, recordó.
“Fueron minutos geniales, geniales. Al principio uno no sabe cuánto soltarse. No sabés si preguntar, si no preguntar. Y de golpe te das cuenta de que está abierto a charlar de cualquier cosa y empezamos a contar cosas, él nos empezó a contar las suyas y nos preguntaba por nuestra vida. Estuvo muy piola la charla”, agregó.
–Él se interesaba por conocerlos a ustedes, no sólo hablar él.
–Sí, eso. Preguntaba cómo hacíamos tal o cual cosa, qué hacíamos, cómo estábamos preparándonos para el fin de semana del torneo. No tenía ni idea de las reglas, pero así y todo dio la charla técnica de ese entrenamiento. Ese entrenamiento era un partido amistoso con Canadá, que tenía un equipo de jugadores muy grandotes. ¡Hasta se animó a dar la charla técnica!
EL CARISMA DE MARADONA, EN PLENO ENTRENAMIENTO DE LOS PUMAS 7 EN DUBÁI
El siguiente tramo, narrado por Revol, reflejó el carisma de “Maradó” y su pasión por cualquier seleccionado nacional. “Antes de empezar el entrenamiento hicimos una ronda y Diego estaba sentado en el banco mirando. El entrenador lo llamó. Él se acercó y se sumó a la ronda. Habló el entrenador y, antes de terminar, le preguntó a Diego si tenía algo para decir. Y ahí largo…”, relató el cordobés.
“Largó que tiremos rabonas, taquitos, que pisemos, amaguemos, todas cosas de fútbol, pero aplicadas al rugby”, rememoró Revol.
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Mientras tanto, Diego dejaba una de sus frases típicas. “No tienen huevos. Aparte, nosotros somos mucho más inteligentes. Esta gente corre todo derecho. Nosotros frenamos, tiramos caños, sombreros. Somos mucho más que ellos. Los felicito de verdad”, decía Maradona, vestido de azul, frente al aplauso de Los Pumas 7 que lo miraban con devoción.
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–Imagino miradas entre ustedes, como diciendo: “Mirá lo que está pasando, mirá con quién estamos”.
–Sí, sí, tal cual. Y estábamos jugando el partidito y él en el banco de suplentes gritaba, daba indicaciones: “Dale, corré”, “Cuidad por acá”. No tenía ni idea, pero él se ingeniaba para tirar algún bocadito. Estuvo espectacular y se quedó mirando todo el partido.
–¿Se lo veía feliz en esos ratos?
–Se lo notaba más tranquilo que en otras partes del mundo. Se ve que ahí, en Dubái, se pudo refugiar de la locura que generaba en todos lados. Estaba más tranquilo. Hacía una vida más “normal”, si se puede decir de ese modo.
LA PASIÓN DEL DIEZ POR TODAS LAS SELECCIONES ARGENTINAS
“Diego me parecía un crack como futbolista. Pero cuando lo vi bajarse del auto me impactó, realmente. Fue como decir: ‘Che, está acá. ¡Vino a saludarnos Diego Armando Maradona!’. Fue fuerte. Y en el trato terminé de entender la persona, ese sentido de pertenencia como deportista y el cariño para con los deportistas argentinos”, destacó Revol en un tramo muy emotivo de «Ciudad de Dios».
“Nosotros éramos un equipo de rugby que estaba en Dubái y por el sólo hecho de que representábamos al país, él se acercó y estuvo con nosotros y nos mostró su lado más personal. De nuestro equipo no conocía a nadie, quizás a alguno de los jugadores de Los Pumas. Y del rugby conocía menos. Pero así y todo se vino y se portó de Primera con nosotros”, añadió el histórico rugbier cordobés.
En ese tramo, rememoró que habían ido a entrenar con camisetas negras, por lo que no tenían forma de que se las autografiara. “Me hice firmar el short, que era blanco, y se lo regalé a mi primo, que es fanático de Maradona. Pero fanático, fanático”, explicó.
“Hoy puedo decirle a mi hija: ‘Che, yo estuve con Maradona’. Y también es haber estado en ese lugar y haber visto el lado más humano de un tipo, la parte que nadie se imagina. Fue muy criticado por sus cuestiones más personales, pero nosotros en esos días nos encontramos con un tipo muy piola, muy macanudo”, amplió.
LA SEGUNDA VISITA DEL DIEGO A LOS PUMAS 7
“Después hubo una segunda visita, un par de años más tarde. No nos la esperábamos. Todos los años que íbamos a Dubái esperábamos que alguien lo contactara, que nos hiciera la onda. Y pensábamos que no iba a pasar. Y estábamos entrenando y se ve llegar un grupo de autos y en el medio venía Diego Armando Maradona. Nuestro entrenador ya sabía de la visita y cortó rápido el entrenamiento y nos llevó a recibirlo”, detalló Revol.
“Esta vez fue una visita más corta, pero con la misma onda, con el mismo carácter y la misma predisposición”, agregó.
–¿Y qué pasó ahí? ¿Se quedó jugando con ustedes?
–Cortamos el entrenamiento y tuvimos un rato de charla cortita con él. Nos habló rápido y sabía que jugábamos con Brasil. ‘A los brasileños no hay que dejarles ni una gota de suspiro’, nos dijo. Fue copado, muy copado”, relató el cordobés.
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«Ciudad de Dios» tuvo acceso a ese video, que aparece en un insert de la entrevista: “Trábenlos con la cabeza.
Sombrerito, caños, escuchame…”, dice Maradona frente a las risas de Los Pumas 7.
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Luego, el rugbier que fue leyenda en la modalidad reducida con la celeste y blanca recordó un momento que lo marcaría para siempre. “Estábamos en la cancha para jugar un poco con la pelota. Se paró y yo dije: ‘Atajo yo’. Me anticipé al resto. Al primer penal me largo y se la saco con la mano cambiada. Y ahí dice: ‘Mirá que vuela el petiso, che’”, detalló.
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«Ciudad de Dios» no sólo recreó el momento en cancha de La Tablada, sino que también puso en pantalla el momento exacto en que Diego pateó la guinda y Revol, con mano cambiada, la desvió cerca de su poste izquierdo, en unas haches a las que les habían colocado una red para simular un arco. En la toma siguiente, “el Diego” pateó la guinda con maestría y la misma se estrelló justo en el ángulo.
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–¿Y qué se siente atajarle un penal a la Maradona?
—Eso es más show, es más show. Es puro show poder decir: ‘Che, yo le trajé un penal; no sé cuántos arqueros del mundo pueden decir lo mismo’. Pero en realidad eso es un condimento más de todo lo que fueron esos encuentros con él.
–Imagino que él, en una cancha, disfrutaba, por más que fuera de rugby. Y ahí nomás pidió la pelota.
–A pesar de que estaba grande, agarró la pelota de rugby y la tenía ‘atada’. Podía hacer lo que quisiera. Tin, tin, tin. ¡La habilidad que tenía esa bestia!
—Si uno entra a repasar los archivos, con Las Leonas, con ustedes, con el que sea… ¡su amor por la camiseta argentina era sobrenatural!
–Eso nos hacía entender por qué iba a vernos a nosotros. Más en ese momento. Ahora quizás el seven tiene un poco más de vuelo y se conoce un poco más. Pero hace más de diez años atrás… nadie tenía idea. A pesar de que nadie nos junaba, él estaba. Y no una, sino dos veces.
–¿Cómo te pegó su fallecimiento? Y contame lo del gesto de usar la camiseta especial número 10.
–Lo de usar las camisetas estuvo muy bueno. Lo planteamos todos y por supuesto, estuvimos de acuerdo y entusiasmados con la idea de hacer un pequeñito homenaje. Salíamos de la cuarentena y eran los primeros torneos. Fue en un Sudamericano. Y la muerte nos conmovió. Al haberlo conocido, se te mete en el corazón. Y nos hizo quererlo. Y lamentamos la noticia de su muerte, y por supuesto nos pegó mucho.

“Y como vos decís, adonde lo invitaban, si había una bandera argentina y un deporte, ahí iba. Quizás nosotros quedamos perdidos en su memoria. Pero para nosotros, en esas dos oportunidades fue algo espectacular haber podido compartir un rato con él. Estamos todos muy agradecidos. Ojalá desde arriba nos siga tirando buenas vibras a todos los deportistas argentinos”, concluyó Revol, uno de esos deportistas que conoció una de las mil caras atractivas, magnéticas y hasta hipnóticas de la esencia del Diego.




