Este martes, Talleres cerrará un semestre realmente histórico. Lo hará jugando en Chile, ante Universidad Católica, en el estadio San Carlos de Apoquindo, en una temporada que, hasta aquí, fue realmente atípica.
El primer pantallazo del año fue negativo: por lo sucedido a lo largo de la Copa de la Liga, donde quedó en los últimos puestos y además tuvo, por primera vez en ocho años, la partida prematura de un director técnico, que tuvo que irse por los malos resultados.
Pasada la etapa de Hoyos, Javier Gandolfi comenzó a enderezar el rumbo y Pedro Caixinha levantó vuelo. En la Copa de la Liga la remontada no alcanzó para esconder la mala campaña, pero lo sucedido en la Libertadores fue totalmente diferente.
En cinco partidos jugados, la T sólo cayó en el mítico Maracaná ante el siempre poderoso Flamengo de Gabigol y compañía. Pero en Córdoba, los Albiazules se hicieron fuertes y sacaron 7 puntos sobre 9 posibles, gracias a los triunfos ante Universidad Católica y Sporting Cristal, y la igualdad ante el Fla, que podría haber sido un triunfo por cómo se dio el partido.
Ya clasificado a la próxima instancia, y con las bajas obligadas de Michael Santos por haber sido expulsado por doble amarilla (cumplirá este martes su fecha de suspensión) y de Juan Ignacio Méndez (sufrió un golpe en uno de sus tobillos), Talleres podría meter más variantes en el once inicial.
El tema principal es evitar que los tres jugadores que están al límite de tarjetas amarillas, no vean una tercera y se pierdan el duelo de ida por los octavos de final de la Copa; pese a que habrá un mercado de pases de por medio y no todos tienen certezas de ser titulares para fines de junio.