Instituto, a la conquista de la LNB ¿Tiene con qué?
Talleres no encuentra el camino: cayó 3 a 1 ante Banfield
Gloria Kreiman
Periodista
El factor común entre el cine y el deporte es sin dudas la pasión, el mito futbolístico internacional es sin dudas Maradona, una ciudad caracterizada por la intensidad es sin dudas Nápoles y un director contemporáneo que sabe filmar y crear belleza es sin dudas Paolo Sorrentino. Todos estos elementos convergen y conversan en la última y más autobiográfica de sus películas: Fue la mano de Dios.
Estrenada a finales del año pasado, se centra en la historia Fabietto Schisa, un chico napolitano de diecisiete años, que ve su vida determinada principalmente por tres circunstancias: una tía hermosa, un accidente familiar y la presencia de Maradona en La Società Sportiva Calcio Napoli. La figura del astro no solo es importante para el protagonista (gran fanático del futbolista argentino) sino para toda la ciudad, ya que con su presencia mágica y su juego puso al club a la altura de los más grandes y reivindicó al sur de Italia ante el poderoso norte.
Así, en Fue la mano de Dios, aparece la llegada de Maradona al Napoli, su primer campeonato con el equipo, algún entrenamiento y el festejo napolitano de la épica victoria de Argentina contra Inglaterra en el Mundial de 1986. Suceso que da nombre a la película y nombre que al mismo tiempo funciona como metáfora del destino, las casualidades y los rumbos que va tomando la vida de Fabietto; en un marco signado por una cultura e identidades individuales y colectivas atravesadas por el fútbol y la idolatría al "Diez".
El resultado es un homenaje nostálgico y estridente a la historia personal del director y a su familia, a su ciudad de origen, al cine italiano y a Maradona. Con un guion y una dirección de arte enormes, saturados; personajes complejos, tiernos, bellos y horribles a la vez; con un humor suave, inocente e inteligente; mirada precisa, aguda, dulce y ácida, melancólica y alegre, existencialista y costumbrista, sensual y grotesca.
En definitiva, una película con exceso, contradicción y magia. Como Sorrentino, como Nápoles, como Maradona.