Caixinha: «El equipo está muy convencido de cómo tenemos que hacer las cosas»
Luciana Moyano, la joven que se apoderó de Rosario
Leandro Fernández
Periodista
El ala-pívot disputó 148 partidos con la camiseta de Atenas y estaba en la preselección Argentina. Hasta que el 3 de mayo de 1990 llegó el fatídico accidente, justo unos meses antes del mundial que se jugaría en el país.
Era un joven con muchísima proyección, uno de los grandes talentos argentinos que lamentablemente nos dejó demasiado pronto. Aún se lo recuerda con sus 2,04 metros y una llamativa delgadez para semejante altura, que le valió el apodo de “Palo”.
“Como jugador era un gran proyecto para esa época y más lo recuerdo como amigo. Desde el primer día que llegue al club, me ayudó mucho en el día a día del equipo. Vivimos en el mismo departamento, era un gran compañero y excelente persona” declaró Diego Osella a Básquet Plus.
De allí en más, la camiseta número 7 de Atenas sólo podría ser usada por un jugador proveniente de la cantera del Griego. Entre otros, la heredarían Fabricio Oberto y Bruno Lábaque.
Por muchos años se siguió escuchando el "se siente, se siente, el Palo está presente" de los hinchas del Griego. No solo en la cancha, sino también en distintos puntos de la ciudad. En su honor, el Polideportivo General San Martín pasó a llevar su nombre y aún hoy sigue siendo la casa de Atenas.
Así mismo, el mayor homenaje se lo hicieron sus compañeros. Los mismos que habían esperado su recuperación en la Clínica Sucre luego del accidente. Milanesio, Osella, Filloy y compañía se habían jurado llevar el título a los padres de Cerutti.
Y cumplieron, ya que Atenas terminó coronándose campeón en ese 1990, mostrando un altísimo nivel y jugando con el corazón. Pero de todas maneras, quedó la sensación de que faltaba alguien en la fiesta. La satisfacción por el logro obtenido tenía una mezcla de muchos sentimientos encontrados.