Belgrano se vuelve a Córdoba con las manos vacías
Barrio Parque saca ventaja
Adrián Ambasch
Periodista
Con la derrota de Denver Nuggets en la serie de cuartos de final de la Conferencia Oeste de la NBA ante Golden State Warriors, se terminó la temporada para el equipo de Facu Campazzo. Como sucedió en toda la serie –y en los últimos meses de competencia- el cordobés tuvo una mínima participación en el partido: tres minutos en cancha, cero puntos, una asistencia y un rebote.
El caso de Campazzo es bastante inusual en la NBA, ya que recorrió un camino inverso al de la mayoría. En su primera temporada tuvo una participación mucho más protagónica que la esperada y tomando más responsabilidades. Por el contrario, en su segunda temporada, cuando se esperaba que se afianzara en la liga, fue quedando cada vez más relegado en la rotación dispuesta por entrenador Mike Malone.
Sobre cómo vivió esta situación, Facu nos cuenta: “Si bien no me tocó tener mucha participación a comparación de la temporada pasada, intenté ayudar a mis compañeros, al equipo. No me tocaba jugar mucho, pero intentaba aportar desde mi experiencia en playoffs. El entrenador siempre me dijo que si pasaba algo, esté preparado porque me iba a tocar entrar. Entonces, lo que podía manejar yo, intentaba manejarlo: estar listo si me tocaba jugar. Me preparaba para que, en el momento que digan mi nombre, estar con confianza, estar contento, estar tranquilo porque me preparé para eso. Intenté poner toda mi energía ahí, entonces me sentí bien, me sentí preparado”.
Desde que el entrenador Mike Malone empezó a quitarle protagonismo, se convirtió en una especie de enemigo público número uno para el mundo del básquet argentino, pero el ex Real Madrid se tomó la situación con naturalidad: “En ningún momento lo tomé personal. Siempre intenté primero que nada ver las cosas que hice mal o que no pude hacer durante la temporada y también ponerme en los pies del entrenador. Si yo soy entrenador, siempre quiero buscar ganar, buscar hacer jugar bien al equipo y probar alternativas. Sabía yo que quizá no estaba dándole lo mejor a la segunda unidad y así fue que quizá otro jugador sí lo pudo dar mejor. Esa dinámica empezó a ir bien y había que aceptarlo e intentar estar preparado cada vez que me toque”.
- Dentro de lo que nos puedas contar, ¿el objetivo tuyo es quedarte, es seguir en ese nivel, en ese gran mundo que es la NBA?
- Sí, sin lugar a dudas mi objetivo es tratar de mantenerme ahí. Obviamente es muy temprano para saber ahora. Estamos recién en mayo y el mercado se abre el 1° de julio. Hay muchas cosas que pueden pasar, todavía no terminó la temporada para muchos equipos. Después viene el draft y recién ahí viene el mercado. Entonces lo tomo con tranquilidad. Por lo general estos momentos son de ansiedad, pero no es esta la ocasión. Me siento tranquilo, poniendo mi energía en estar bien, en estar con la familia, dando todo en cada entrenamiento, entrenar duro y hacer las cosas lo mejor posible para que llegue la mejor oportunidad.
El cordobés está dispuesto a hacer todo lo que esté a su alcance para seguir mejorando su nivel, sea donde sea que le toque jugar la próxima temporada. Luego de tomarse unos días con los suyos, volvió a entrenar para no perder ritmo. Estuvo practicando unos días con el plantel de Instituto de la Liga Nacional y comenzó a entrenar junto a Mariano Sánchez, coach de desarrollo individual que supo trabajar con Luis Scola, en busca de ajustar detalles de su juego ofensivo.
Ídolos de la infancia
Por estos días, se vieron algunas fotos de un encuentro que Campazzo tuvo en Córdoba con grandes personalidades del básquet cordobés. Estaban, entre otros, Pablo Prigioni, “Pichi” Campana y gran parte de la historia. Faltaba solo Marcelo Milanesio y era un dream team cordobés.
Facu fue la figura central de la noche y nos cuenta cómo vive este tipo de encuentros: “Son cenas que uno disfruta mucho porque ve a las personas que uno solía ver cuando era chico; las ves comiendo un asado o compartiendo un momento al lado tuyo. Que ellos me pregunten cosas o que yo les pregunte cosas, sirve para conocerlos más a fondo, para saber cómo piensan, para saber cómo pensaban cuando jugaban. La verdad es que era un ambiente muy distendido y lo disfruté mucho. Faltaba Marcelo que ahí no fue, pero lo disfruté mucho. Fue un momento que estuvo bueno, la pasé bien y siempre son esos momentos que te acercás al ídolo de tu infancia”.
- Con Marcelo tuviste la chance de charlar un ratito en el partido de Instituto. Obviamente estaban con mucha gente viendo el partido, mucha gente quería sacarse una foto con vos. ¿Cómo fue ese ratito? ¿Alcanzaron a hablar algo?
- Apenas llegué, no sabía que iba a estar él y no me lo esperaba. Me senté y empezamos a hablar del partido. Había mucha gente que se quería sacar fotos también, entonces intentábamos sacarnos fotos con la gente que estaba ahí cerca, y hablamos más del partido. La verdad que la lectura que tiene Marcelo -que tuvo, que tiene y que va a tener toda su vida- de la situación de un partido es increíble. Me decía cosas que él haría si estuviese jugando en ese momento, entonces lo escuchás con súper atención. Son cosas que me gusta mucho escuchar; absorber esa lectura que tiene, ya que cada vez que jugaba, él hacía mejor a sus compañeros. Entonces esas son las cosas que me gustan mucho y que intento meter a mi juego. Así que lo disfruté mucho, intenté absorber lo más que puede.