El delantero de la Roma llegó a la Copa del Mundo después de una lesión y una inactividad de cerca de seis semanas. Fue duda hasta último momento en la lista, pero Scaloni lo convocó y durante los primeros cinco partidos no lo utilizó.

Entró ante Croacia para jugar los últimos minutos cuando el encuentro ya estaba liquidado con un claro 3-0. En ese momento, el DT aprovechó para hacer jugar a los tres hombres de campo que aún no habían sumado minutos: Dybala, Ángel Correa y Foyth.

En la Finalissima ante Italia, Paulo Dybala entró en tiempo adicionado y le alcanzó para marcar el gol que selló el 3-0 definitivo. En la Final de la Copa del Mundo, lo hizo también cuando el tiempo se terminaba: a los 120 minutos ingresó y eso le alcanzó para hacer un despeje clave ante Mbappé que quedaba de frente el arco en una demoledora jugada individual.

Luego, en la tanda de penales, no falló: convirtió el suyo y puso su granito de arena para que Argentina se quede con el título de Campeón del Mundo por tercera vez en la historia.